Qué es el coaching
Se trata de un proceso de comunicación en el que un coach (conductor o entrenador, aunque ninguna de estas dos palabras en español traduce bien el concepto), ayuda a un coachee (cliente) a mejorar su rendimiento y ser lo que el cliente quiere ser.
La herramienta principal del coach son las preguntas poderosas (que en educación llamaríamos “peguntas generadoras”) que formula al cliente para que éste descubra sus posibilidades y realice acciones de cambio que le acerquen a sus metas. El coach no dice qué hacer, no receta fórmulas ni soluciona problemas; sólo hace preguntas. Con estas preguntas, el coach,
- 1) muestra el camino en el que el cliente se halla;
- 2) ayuda a descubrir las opciones posibles y a tomar una nueva dirección;
- 3) ayuda a persistir en el cambio.
El coaching es, pues, una metodología para el cambio y el coach un facilitador de procesos de cambio en las personas. Y como en cualquier otro enfoque moderno de facilitación, el coach se abstiene de opinar, dar respuestas o proponer soluciones. Es la persona la que decide el camino a seguir, al igual que en un proceso de trabajo en grupos tradicional, es el grupo mismo el que define sus conclusiones. El coach es tan solo un facilitador pedagógico del proceso de cambio. Pero a diferencia de los procesos de facilitación de trabajo en grupos ya conocidos, el coaching se enfoca claramente en los individuos (aún si es un coaching grupal o empresarial), en su potencial, en sus sueños y metas.
John Whitmore, uno de los autores más reconocidos en este campo, lo define como “el método para mejorar el rendimiento de las personas”.
¿Por qué acudir a un proceso de coaching?
La respuesta de Joseph O’Connor y Andrea Lages es cautivante: “El coaching es un juego de apuestas altas: nada menos que la felicidad. La gente acude al coaching porque quiere ser feliz o más feliz” (Coaching con PNL. Guía práctica para obtener lo mejor de ti mismo y de los demás. Barcelona, Ediciones Urano, 2005). Pero no es una terapia, como suele confundirse, en donde un psicólogo profesional analiza a un paciente; ni es un proceso de tutoría o mentoring, en donde alguien “mejor” que uno le orienta por el camino a seguir.
Las técnicas del coaching
Se dice que el proceso de coaching está soportado en tres ideas básicas, como las tres patas de un taburete: objetivos, valores y creencias. Primero, el coaching se centra en lo que el cliente desea y en cómo conseguirlo; segundo, el coach estimula al cliente a conocer sus valores y vivirlos en el logro de sus objetivos; y tercero, el coach cuestiona las creencias limitadoras que impiden al cliente a conseguir sus objetivos y a vivir sus valores.
Una gama de herramientas simples pero efectivas ayudan a llevar al cliente a través de un proceso de introspección, mediante el cual descubrirá los valores y creencias que están detrás de sus objetivos. La rueda de la vida, la rueda de valores, las metas increíblemente poderosas, entre otras, son los utensilios típicos de un coach experimentado.
Hay diferentes clases de coaching; en el coaching personal, el coach se ocupa de la vida de sus clientes en todas sus dimensiones (privada, profesional, sentimental, salud, etc.); el coaching ejecutivo se aplica en personas con poder y liderazgo dentro de una organización. El coaching empresarial se ocupa de personas en ambientes profesionales y de trabajo; y el coaching deportivo (tal vez el más conocido popularmente y en donde se originó el concepto) atiende atletas que desean mejorar su desempeño. Y existe el coaching educativo, que nos interesa examinar aquí.
Liderazgo en la educación
La profesora Jay Robertson (Universidad de Waikato, Nueva Zelanda), considera el concepto de “Liderazgo educacional”, como una expedición compartida que busca mejorar las experiencias educativas, en el que todos los miembros de una institución educativa o de una organización que aprende, pueden y deben contribuir responsablemente. El liderazgo educacional maximiza el potencial de los individuos involucrados en el proceso educativo.
Un líder educacional es todo aquel miembro de una comunidad educativa (en cualquier rol), que contribuye a la creación de la energía total requerida para mejorar el aprendizaje. Los rasgos de un líder educacional deberían ser, entre otros:
- Construir capacidades para compartir metas y visiones;
- Construir relaciones fuertes, trabajo colaborativo y alianzas
- Enfocarse en la auténtica educación democrática;
- Comprender y liderar el proceso de cambio;
- Encontrar nuevos enfoques de hacer y de ser.
Y es desde este enfoque hacia el liderazgo en donde podemos encontrar un punto de llegada nutritivo para el coaching. Con métodos de coaching podemos construir liderazgos educacionales como los que propone Jay Robertson.
Una implementación práctica podemos verla, entre muchos ejemplos posibles, en el modelo que propone Pelayo Arango (de la Asociación Española de Coaching y Consultoría de Procesos). “A menudo en el centro educativo no existen muchos profesionales a los que se pueda recurrir en demanda de ayuda. La mayoría de las ocasiones, los alumnos no poseen una gran interacción con el equipo docente, el equipo docente no la tiene, a su vez, con los padres y estos buscan desaforadamente la implicación de sus hijos en el Proyecto Educativo del Centro. El coaching educativo pretende descubrir el talento de los seres humanos implicados en dicho proyecto para así mejorar y optimizar su desarrollo personal y profesional”. De tal modo, un proceso de coaching aplicado a la escuela tendría la siguiente estructura:
- Coaching Familiar. Formación de padres y madres implementando las herramientas del coaching para que les ayude en la misión de educadores.
- Coaching en las Aulas. Formación del docente como asesor académico.
- Coaching a los Alumnos. La formación de alumnos coachees. En el caso del modelo concreto al que nos referimos, los alumnos a los que irá dirigido serán los de 3º y º4 de la ESO y de 1º y 2º de Bachillerato, yvlos formación profesional, según el modelo curricular español.
Claramente, el enfoque de coaching se acopla muy bien con los modelos educativos constructivistas, basados en la acción propia del educando y en el autodescubrimiento.
Cuando se entiende la pedagogía como un ejercicio de autonomía y libertad, el enfoque de coaching encuentra un escenario adecuado para contribuir en el proceso de enseñanza–aprendizaje. O’Connor considera que el coaching es un proceso de lucha por la libertad, en el amplio sentido de liberarse de algo que impide las metas de la persona y libertad de hacer lo que la persona anhela. Una idea esencial en la educación, en donde el docente puede ser más un facilitador o coach, que un enseñante o experto, como en el modelo tradicional. La tutoría tradicional, por ejemplo la que se utiliza en la educación superior, o la tutoría del eLearning, puede reinventarse bajo el enfoque de coaching, para que el tutor juegue un papel más relevante y efectivo del que suele jugar en modelos convencionales.
Son muchas las posibilidades y variantes que ofrece el método del coaching cuando se aplica a la educación, y puede conectarse fácilmente con ideas pedagógicas modernas, muy en boga en la educación latinoamericana.
Fuente: https://www.ugto.mx/internacional/images/pdf/4b.pdf
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